Viaje Taglit Israel:
Un pasaporte inclusivo a la vida comunitaria judía
Por Ana Luisa Telias
Comunidad Sefaradí de Chile, Círculo Israelita de Santiago, NBI, Beit Emunah y CJCh se unieron para sacar adelante el primer viaje inclusivo a Israel organizado por Taglit, el cual se hará realidad desde el 27 de agosto al 7 de septiembre.
Viajarán diez jóvenes con discapacidad cognitiva entre 23 y 40 años y que son totalmente autovalentes. Un tercio de ellos trabajan, el resto asiste a talleres recreativos y uno de ellos vive fuera de Santiago.
Taglit ha organizado anteriormente en 2108 y 2022 viajes inclusivos con jóvenes en Argentina y México y según la experiencia., el resultado ha sido fenomenal porque los jóvenes se vuelven más independientes, empoderados, y muchos gracias a los lazos generados han decidido vivir solos o con amigos.
Los diez jóvenes serán acompañados por tres madrijim chilenos entre 26-27 años que tienen cierta cercanía o que conocen a estos muchachos y muchachas, han sido capacitados por Taglit. Cuentan con seguro de viajes y seguro médico. En Israel se sumará a este equipo un guía turístico especializado en jóvenes con discapacidad cognitiva, un jayal (soldado israelí), un chofer capacitado en jóvenes con este tipo de discapacidad y un cuarto madrij de habla hispana.
Hine Matov Unanaim
Un proyecto de esta magnitud era muy difícil de concretar por un grupo de padres, cuenta Emma Finkelstein, madre de Alan. Por ende, se acercaron al Mercaz y luego a otras comunidades masortíes, entre ellas, la Comunidad Sefaradí, de la cual Hugo Czerny, padre de Silvia, cuenta que tuvo una espectacular acogida, tanto del rabino Daniel Zang como de la Directiva, quienes inmediatamente apoyaron el proyecto y se pusieron de cabeza a buscar fondos para hacerlo realidad. Gran porcentaje de la ayuda obtenida fue gracias a la proactividad y generosidad de los integrantes de la Comunidad Sefaradí y de las otras comunidades masortíes, cuenta Hugo.
“Acá el papel de las Comunidades Masortíes, en especial de la Comunidad Sefaradí y la CJCh jugaron un rol relevante. Expandir el proyecto en forma transversal a toda la Comunidad Judía Masortí era absolutamente necesario, no solo para motivar a las personas para conseguir recursos para financiar el proyecto, sino además para que más padres accedieran a que sus hijos con estas condiciones participaran de él. Creíamos firmemente que había más jóvenes dentro de la Comunidad en las mismas condiciones, que también tenían el derecho de participar y había que ubicarlos, comentó Hugo Czerny. “Sin el apoyo mancomunado e incondicional de todas las Kehilot Masortim y de la CJCh jamás lo habríamos logrado”.
Agrega que este desafío nos demostró cómo las comunidades pueden trabajar unidas bajo un objetivo. Por su parte, Emma dice que ha sido “un verdadero aprendizaje comunitario, educar que no todos somos iguales y que hay familias que tienen diferentes necesidades, un gran ejemplo de resiliencia, un verdadero hito comunitario”.
Por otro lado, Hugo cuenta que muchas familias aún le temen a la crítica social y no se atreven a visibilizar estas realidades distintas por temor a las respuestas. Según Emma, esto es un tema en evolución de acuerdo a cómo se han ido poco a poco instalando estos temas en la sociedad y educando sobre la inclusividad.
Pero Hugo está muy confiado en que a su hija Silvia le va hacer muy bien este viaje. Le ha contado que ella se siente muy cómoda en el grupo, escuchada, valorada y respetada. “Todavía hay padres que no logran entender que estos jóvenes son felices como son y no como nosotros pensamos que lo deben ser”.
Creo que la tarea por delante es seguir educando y haciendo visible estas realidades en nuestra comunidad, comenta Hugo. Emma dice que su hijo Alan es bien independiente emocionalmente y lo único que desea es que “lo pase bien y sea feliz, ya que tiene el poder de sacar una sonrisa en todas las personas. Se que Alan quería viajar a Israel igual que sus hermanos”.
Las familias se han reunido, han interactuado y ha sido un viaje desde ya muy enriquecedor. “Es un pasaporte a la vida judía”, concluye Emma.
El desafío
“Un viaje sin sus padres ni parientes, con un grupo de amigos pares, con sus habilidades y falencias, donde están completamente dispuestos a apoyarse unos con otros, donde todos hablan el mismo idioma, donde por sobre todo se escuchan y respetan tal como son, donde no estén limitados por reglas impuestas que no entienden y capaz que ni siquiera compartan, donde todos tienen un mismo objetivo común conocer Israel sus cultura, sus costumbres sus raíces por si mismos con sus propios ojos, con su propio criterio …… que más motivación se puede esperar …. “ Emma Finkelstein
Se pondrá a prueba…
“Su autoestima, su seguridad como persona, su identidad como judíos, su capacidad de compartir, escuchar y ser escuchados por personas que te entienden y respetan, conocer Israel por sí mismos, sus raíces, entender otras culturas, valerse por sí mismos, son probablemente solo algunos de los aspectos que enriquecerán la vida de estos jóvenes viajeros …. Ya lo veremos, ya lo veremos …..”, agrega.