Vayerá

By octubre 22, 2021 Parashot
22 octubre del 2021 / 15 Jeshván 5782

(Génesis 18:1-22:24)

La parashá que leemos este Shabat es la parashat Vayerá, que nos muestra al patriarca Abraham sentado delante de su carpa kejom hayom, en el calor del día.  D’os había despejado los cielos, para que el calor del mediodía obligara a los viajeros a buscar refugio; de esa manera, aprovecharían la hospitalidad del patriarca Abraham, quien a su vez se alegraría al verlos y olvidaría los dolores que sufría debido a la circuncisión que se había practicado tres días antes.  D’os había aparecido ante Abraham cuando se presentaron tres ángeles en forma de hombres.  Abraham se levantó para recibir a sus visitantes y los jajamim cuestionaron la actitud del patriarca, que abandonó la presencia divina, para dar la bienvenida a sus visitantes. De allí deducen los jajamim que, recibir una visita, atender a un viajero, es más importante que estar en la presencia de D’os.

Al recibir a sus huéspedes, Abraham y su familia se preocuparon por sus necesidades higiénicas, procurándoles lo necesario para que lavaran sus pies, y les prepararon una suntuosa comida. Este hecho presenta una nueva dificultad, porque los ángeles de D’os ni comen ni beben. El exégeta Rashí opina que, en realidad no comieron, sólo fingieron que estaban comiendo y bebiendo.  En otros episodios bíblicos constatamos que los ángeles no comen, tal como revela un episodio con Manóaj, el padre de Shimshón, Sansón

¿Qué son los ángeles? La respuesta más directa es que son emisarios de D’os que tienen una faena muy específica.

Un ángel no hace más de una tarea; por lo tanto, D’os tuvo que enviar tres ángeles: uno para curar a Abraham y anunciar el nacimiento de Itzjak, el segundo para salvar a Lot y su familia, y el tercero para destruir las ciudades cuyos habitantes se habían pervertido totalmente.

Los ángeles carecen de voluntad propia y automáticamente obedecen el instructivo divino. Por ello, los seres humanos están en un nivel superior cuando sirven a D’os, porque lo hacen en el ejercicio de su libre albedrío.

Aprendemos de la preocupación de Abraham por los viajeros a los que hospedó, la importancia de lo que en hebreo llamamos Hajnasat orjim, hospitalidad, que en el caso del Pueblo judío no es solamente una actitud meritoria y de buena crianza, sino que es una mitzvá, un mandamiento, una orden que debemos cumplir. Abraham no sabía acerca de la condición de ángeles de los viajeros y sin embargo, se preocupó por ellos; lo que nos enseña el valor de la hospitalidad aún en el caso de extraños. Hermosa enseñanza para nuestra vida.

Shabat Shalom!