Vaiejí

By enero 5, 2023 enero 6th, 2023 Parashot
6 enero de 2023 / 13 Tevet 5783

Rabino Efraim Rosenzweig

(Génesis 47:28-50:26)

La parashat Vaieji marca el final del primer libro de la Tora, Bereshit. A pesar de todas las dificultades a lo largo de sus vida a diferencia de los primeros patriarcas, en última instancia, Iaacov, supo mantener unida a la familia, siendo selectivo con el cariño y el reproche, sin llegar a expulsar del hogar paterno a ningún hijo. Finalmente, reunió a sus hijos alrededor del lecho de la muerte, identificó las aspiraciones y las deficiencias de cada uno de ellos con la esperanza de que pudieran ocuparse de los aspectos deficientes de sus personalidades, para dar a luz un Pueblo que llevará el mensaje del monoteísmo a la Humanidad.

 

Estos capítulos no empiezan con un nuevo párrafo en el texto escrito de la Torá, como suele suceder en otros casos. Los jajamim desearon comenzar con la palabra Vaiejí, “Y vivió”, que se encuentra en el medio de un párrafo, para insinuar que Iaacov realmente no falleció, sino que continúa con vida. En el caso de Avraham e Itzjak, el texto afirma: “Y expiró y murió”. En cambio, en el caso de Iaacov,  el texto reza: “Y expiró y se unió a su gente”. No se menciona que murió.

 

De acuerdo con Rabí Iojanán: “Nuestro padre Iaacov no murió. Le dijo alguien: ‘Entonces fue en vano que se enlutaron por él, lo embalsamaron y enterraron’. Respondió Rabí Iojanán que se trataba de una interpretación alusiva de acuerdo con la frase: ‘Y tú, no temas, mi siervo Iaacov…, te salvaré de lugares distantes y a tus descendientes de la tierra de su cautiverio…”. Al hacer un paralelismo entre Iaacov y sus descendientes, se puede afirmar que tal como su descendencia vive, igualmente Iaacov vive. De acuerdo con el Talmud, Iaacov fue embalsamado porque creían que había muerto, pero en realidad continúa con vida.

 

Los jajamim interpretaron la frase yoshev ohalim: quien reside en carpas, como una alusión a los estudios que realizó . En este sentido, la tradición enseña que Iaacov transmitió a su descendencia la importancia del estudio, indicación que recoge la Mishná cuando afirma Talmud Torá kenégued kulam, “el estudio tiene preferencia ante otras virtudes”.

 

Esta es la gran enseñanza de Iaacov.  En segundo lugar, sugerimos el valor de la integridad de la familia. No obstante, la presencia de cuatro esposas, Iaacov logró el entendimiento y la lealtad entre sus hijos. Está claro que esta relación afectiva fue precedida por una larga trayectoria que incluyó la envidia y los celos, el odio y la agresividad entre los hermanos. Tal vez el episodio del viaje a Egipto en búsqueda de alimentos y la confrontación con el gobernante egipcio que era realmente su hermano Iosef, a quien no reconocieron, fue el agente catalítico para acercar a los hermanos. Pero sobre todo sirvió para que reconocieran los errores que habían cometido en el pasado, especialmente con su hermano Iosef. El crecimiento emocional y espiritual exige la valentía y coraje de enfrentar el error, el pecado en el lenguaje bíblico.

Kol Israel arevim ze lazé: en el colectivo de Israel cada uno es responsable por el prójimo. Esta máxima es un corolario de lo antedicho. Tal como Iaacov terminó sus días en el exilio egipcio, su descendencia sufrió el Galut durante milenios. Tal vez por ello, por tener que enfrentar el peligro de lo desconocido y el rechazo de los habitantes nativos de las diferentes tierras que habitaron donde fueron considerados como forasteros incluso después de siglos de permanencia, desarrollaron un profundo espíritu de solidaridad que les permitió enfrentar la discriminación y el odio que un intolerante, inexplicable y enigmático antisemitismo desató contra ellos.

 

¡Shabat Shalom!