Miketz

By diciembre 13, 2023 Parashot
15 diciembre de 2023 /3 Tevet 5784

Rabino Efraim Rosenzweig

(Génesis 41:-44:17)

 

La parashá de esta semana, Miketz, nos relata la venta de Iosef a Egipto y el inicio de una nueva era para los hijos de Iaacov. Existía una competencia por el liderazgo entre los hermanos. Por un lado, estaba Reuvén, el mayor de ellos, y por el otro estaba Yehuda, el cuarto en orden de edad, pero con gran carisma y claras cualidades de líder.   El relato de la “venta” empieza cuando el anciano padre Yaacov envía a Yosef a velar por el bienestar de los hermanos que se habían alejado del hogar en búsqueda de pasto para sus rebaños. Al verlo desde lejos, los hermanos deciden asesinarlo, porque piensan que su propósito es espiar su conducta, para luego delatarlos ante el padre, tal como había hecho anteriormente.

 

Los exégetas señalan a Shimón y Leví como los probables protagonistas de este siniestro plan, ya que habían demostrado una crueldad inusual en el caso de la violación de su hermana Diná. En este momento, Reuvén asume el liderazgo natural del primogénito y sugiere que no se debe matar a Yosef para que su sangre no corra de sus propias manos.  Era preferible arrojarlo a un pozo donde no podría sobrevivir.

 

Después de la primera compra de alimentos, veremos en próximas parshiot, Yosef –que aún no se había dado a conocer ante sus hermanos– exige que Binyamín los acompañe en la próxima visita, hecho que sustentará la veracidad de todos sus alegatos. El padre, enlutado por la desaparición de Yosef, se niega a permitirlo y los dos hermanos, Reuvén y Yehuda, presentarán argumentos para lograr que Binyamín reciba el consentimiento paterno para el próximo viaje a Egipto. Reuvén ofrece a sus hijos como garantes por la seguridad de Binyamín, pero el argumento no convence al padre, porque la posible pérdida del hijo menor no sería compensada con las vidas de sus nietos.

 

En cambio, Yehuda argumenta que en caso de cualquier accidente que ocurra con Binyamín, él –Yehuda– permanecerá en un estado de deuda moral con el padre por el resto de sus días. Pero más aún, Yaacov sabe que Yehuda había sufrido la pérdida personal de dos hijos, Er y Onán, y por ello tenía una profunda empatía personal con el dolor que produce la muerte de un hijo. Yehuda demostró la sensibilidad real y pertinente frente a la posible tragedia.

Yehuda obtuvo el liderazgo, porque había asumido la responsabilidad por su conducta en el caso de su nuera Tamar.

 

Cuando en el momento crucial del juicio por adulterio, Tamar mostró las prendas pertenecientes al hombre responsable por su embarazo, Yehuda confesó que esas prendas le pertenecían. Podía haber hecho caso omiso a las pruebas durante el juicio y, de tal manera, permitir que se cumpliera el castigo de muerte del caso, borrando un hecho oscuro de su pasado reciente. Porque debido a un disfraz, Yehuda había tenido una relación sexual casual con Tamar al asumir que se trataba de una prostituta.

 

Yehuda no evadió el deber frente a la precaria y peligrosa situación de Tamar y mostró la característica fundamental líder: asumir la responsabilidad frente a los hechos, sin tomar en cuenta la consecuencia. Una de las razones por las cuales el individuo está dispuesto a seguir el mando de otra persona es, porque sabe que siempre le dirá la verdad y que no lo abandonará, no obstante, el “costo” y el peligro que ello implique para el líder.

 

La valentía del soldado israelí actual también está relacionada con saber, con total certeza, que sus compañeros jamás lo abandonarán y que se hará lo humanamente posible para rescatarlo en caso que caiga en manos enemigas.

Este comportamiento es una herencia del ejemplo de Yehuda, quien obtuvo la confianza de sus hermanos para asumir el liderazgo y para convertirse luego en el antecesor de los reyes de Israel.  Tal como pronunciará Yaacov en su lecho de muerte: lo yasur shévet miYehudá, “el cetro del mando nunca abandonará la estirpe de Yehuda”.

 

Shabat Shalom!