Tazria Metzora

By mayo 1, 2025 Parashot
2 mayo 2025 / 4 Iyar 5785

Rabino Efraim Rosenzweig

(Levítico 12:1- 15:33)

Las parshiot Tazria Metzora que se leen en este shabat, tocan el tema de la enfermedad conocida como tzaraat, que se identifica frecuentemente con la lepra, y que en el mundo antiguo era un terrible azote para la humanidad. La Torá se hace eco de esa preocupación del ser humano, al dedicarle capítulos enteros a su diagnóstico, pronóstico y curación. El Kohén, el sacerdote que ejerce las funciones medicinales en esta área se ocupa adicionalmente de la “lepra de las vestimentas” y la “lepra de las casas”. El proceso de la curación de esta dolencia implica ser excluido del ámbito comunitario, la inspección periódica de las lesiones y el ofrecimiento eventual de algunos sacrificios.

 

Cualquier reflexión sobre este tema requiere responder ante todo a la siguiente interrogante: ¿por qué se ocupa la Torá de una enfermedad? ¿Es acaso la Torá un texto de medicina? Obviamente la respuesta es negativa. Concebimos la Torá como una guía para nuestro comportamiento espiritual, moral y social. Todos los relatos que contiene deben evidenciar una enseñanza moral. Porque la Torá no es un libro de historia, y desde la perspectiva de esta misma Torá, al ser creadas el hombre y la mujer fueron dotados con un intelecto que les permite investigar y descubrir, que tiene la capacidad de crear y de ingeniarse para enfrentar los desafíos de la naturaleza y descubrir sus mecanismos primarios. Esto incluye, desde luego, la posibilidad de encontrar los remedios y las curaciones de los males que nos aquejan.

 

Nuestros Jajamim entendieron esta dificultad y sugieren que nega tsaráat no es una enfermedad fisiológica adicional, sino una manifestación externa de desviaciones morales que atañen particularmente al dominio de la injuria y de la calumnia. La dolencia nega tsaráat según esta concepción, viene a ser un fiel retrato a lo Dorian Gray, que pone en evidencia el estado espiritual del doliente. Entonces, tal vez sería oportuno, investigar si en la visión judía, las enfermedades son accidentales en la naturaleza o el resultado de ciertos malos hábitos físicos, o si constituyen un castigo por errores cometidos en el ámbito de la ética y del culto.

 

Es posible documentar, con textos bíblicos, el argumento que la enfermedad es un castigo por desobediencia a la palabra de D’os y por cometer aberraciones del orden moral. Podemos citar, por ejemplo, la muerte del hijo que nace de la unión entre Bat Sheva y el rey David. Recordemos que el rey envía a Uría, el esposo de Bat Sheva, a una muerte segura en las primeras filas de la batalla, para poder apoderarse de la bella mujer.

 

El rey Ajav muere en el curso de una batalla porque se había apoderado del viñedo de Navot y así sucesivamente. ¿Cuál es el propósito del castigo? ¿Nos encontramos acaso frente a manifestaciones de venganza, debido al carácter severo del D’os de Israel, como sostienen algunos de los detractores de nuestra fe? Tal vez se puede considerar al castigo como una advertencia, que a veces es implacable, pero cuyo propósito principal es el de prevenir para que el error no se repita.

 

En las páginas de la Mishná, Rabí Yanai expresa el sentimiento de muchos de sus contemporáneos al exclamar: “no está a nuestro alcance explicar la prosperidad de los malvados y el sufrimiento de los justos”. Esta es una clara admisión de la complejidad del problema y de lo insuficiente de nuestro razonamiento para explicar una realidad siempre conflictiva que resulta inconsistente con nuestra estimación de la justicia.

 

El hecho que el Kohén es la persona escogida para “curar” a este “leproso espiritual”, implica que la aflicción no tiene que ser permanente y que por tanto el castigo es reversible. Se trata entonces de una admonición que le dice al hombre, cuidado con la calumnia, porque su resultado es comparable a la odiosa lepra. Y tal como ésta lepra puede ser “curada” si se siguen las instrucciones del Kohén ofreciendo sacrificios que constituyen una admisión de culpa, igualmente, la injuria puede ser expiada. De esta manera podemos considerar a nega tsaráat, como un proceso aleccionador y de prevención, en lugar de un castigo permanente por un pecado cometido.

 

Para el piadoso, el sufrimiento se convierte en una ocasión para obtener la atención de D’os.  El peor castigo para el hombre de fe es el aparente abandono de D’os, héster panim en el lenguaje de la Kabalá. Para el religioso auténtico, el sufrimiento es preferible a la indiferencia de la Deidad y opta por el dolor frente a la posibilidad de la apatía Divina.

 

Aun para quienes las dolencias tienen un origen fisiológico exclusivamente, el ingrediente emocional y espiritual juega un papel importante en el desarrollo y la evolución de la enfermedad. La interpretación tradicional de nuestra lectura semanal sugiere en cambio, que, en ciertas enfermedades, el parámetro espiritual es esencial y la nega tsaráat viene a ser una manifestación superficial de una dolencia interna que, en su origen, es un mal moral.

Shabat Shalom!