Rabino Efraim Rosenzweig
(Éxodo 21:1-24:18)
La parashat Mishpatim nos habla del comportamiento “civil” necesario para poder convivir en un ambiente comunitario. De esta manera la Torá no diferencia entre las leyes “religiosas” y las leyes “civiles”. Ambas tienen la misma procedencia: la Divina Providencia. Rashí enfatiza que estas leyes tienen igual validez que los Diez Mandamientos porque también provienen del Sinaí. Por ello, el Gaón de Vilna objetaba que los feligreses se pongan de pie en la sinagoga durante la lectura de los Diez Mandamientos, porque no se debe diferenciar entre las Mitzvot: todas tienen igual validez.
El Midrash relaciona nuestro texto con un versículo de Tehilim que se recita en el Shajarit de Shabat: “pronuncia Sus palabras a Yaacov, Sus ordenanzas a Yaacov”. El Midrash identifica el término “palabras” con los Diez Mandamientos que se denominan “Aséret Hadiberot”, las “Diez Palabras”. El término “ordenanzas” corresponde al término hebreo “jukim” que según los exégetas se refiere a las ordenanzas que no tienen explicación lógica, son solamente la revelación de la Voluntad de D’os.
Cabe destacar que el versículo de Tehilim se refiere a “Sus palabras” y a “Sus ordenanzas”, o sea que estas leyes son las mismas leyes que D’os cumple. Dios ordena al ser humano que se conduzca de acuerdo con las normas que Él mismo cumple. En realidad, leemos en Bereshit que D’os creó el universo en 6 días y luego descansó el séptimo, que se denomina Shabat. Por ello, porque D’os descansó en el séptimo día, la Torá exige que nosotros también descansemos. O sea que D’os también cumple con el descanso del día Shabat. De alguna manera, entonces, la esencia de D’os incluye el concepto de la Mitzvá.
El éxodo de Egipto que condujo al Har Sinai incluyó varios pasos simbolizados por las expresiones “Vehotsetí”, “Vehitsaltí”, “Vegaaltí” y “Velakajtí”. Cada uno de estos vocablos describe una etapa diferente en un proceso que culminó en el Sinaí. Primero era necesario ponerle fin al yugo físico representado por el vocablo “Vehotsetí”: el Pueblo hebreo tenía que ser extraído de Egipto porque el ambiente idólatra no permitía continuar por el sendero trazado por los patriarcas.
Una etapa posterior está representada por “Vehitsaltí”, que significa la purificación espiritual necesaria para desechar el culto de la muerte que regía en Egipto. “Vegaaltí” representa la etapa de salvación y redención: la búsqueda de un propósito, un ‘telos’ para el Pueblo. La última etapa es “Velakajtí”, la expresión con la cual D’os adopta a los hebreos como Su Pueblo, mientras Él se erige como el D’os de ese Pueblo. Esa relación recíproca, ese Brit, es la base fundamental del judaísmo.
¿Cómo se puede materializar este “Velakajtí”? ¿Cómo puede el judío acercarse cada vez más a D’os para simbolizar esta dependencia mutua: nosotros somos Su Pueblo y Él es nuestro D’os? La respuesta está en nuestros capítulos: Mishpatim. La esencia de D’os incluye la Mitzvá, o sea que a través del cumplimiento de las Mitzvot podemos apreciar la Presencia de D’os.
El Talmud especula que D’os se coloca Tefilín, hecho que se integra con nuestro planteamiento de que D’os cumple con las Mitzvot. Nuestros Tefilín contienen cuatro párrafos que expresan la afirmación inequívoca acerca de la existencia de un solo D’os, a quien tenemos que amar con todo nuestro ser; la noción de la recompensa y el castigo por el cumplimiento o la desobediencia de las Mitzvot; la consagración de los primogénitos al servicio de D’os y, por último, la promesa Divina de conducir al pueblo hebreo a la Tierra Prometida.
¿Qué está escrito sobre los pergaminos de los Tefilín de D’os? Esta vez, el énfasis es sobre el Pueblo hebreo, porque está escrito: “¿Quién como tu Pueblo Israel, Pueblo único en la tierra?” Es insuficiente señalar que el monoteísmo es la base del judaísmo. Su característica fundamental es la acción, la Mitzvá, cuyo cumplimiento facilita el acercamiento a D’os, el propósito básico de “Velakajtí”.
Shabat Shalom!