Rabino Efraim Rosenzweig
(Éxodo 18:1-20:23)
Yitró, el suegro de Moshé que presta su nombre a nuestra lectura semanal, escucha el eco de las hazañas de su yerno y se dirige al desierto para encontrarse con el pueblo hebreo. Lo acompañan su hija Tziporá, la esposa de Moshé, con sus dos hijos, Gershom y Eliézer. Estos dos hijos desaparecen rápidamente del texto bíblico. No desempeñan ningún rol en la historia del pueblo. Aprendemos tal vez que la condición de líder no es hereditaria. Hay que obtenerlo por mérito propio. Los personajes claves de la historia tienden a descuidar a sus hijos, porque todas sus iniciativas y preocupaciones están dirigidas y centradas en las metas trascendentales que se trazan.
Vayíjad Yitró, Yitró se alegra al escuchar el relato de las hazañas de su yerno Moshé y por las bondades de D’os con el Pueblo judío al sacarlo de la esclavitud. A pesar que el aparente sentido de nuestro texto es que Yitró se alegró con la noticia del éxodo de nuestros antepasados de Egipto, nuestros jajamim sugieren que su alegría no fue completa. Se vio opacada por la muerte de los egipcios en las aguas del Mar Rojo. En cierta forma, nuestra tradición también se hace eco de este hecho al señalar que D’os no permitió que se cante el Halel completo en los últimos seis días de Pésaj cuando “lo hecho por sus manos”, que era una referencia a los egipcios, que igualmente habían sido creados por El, se ahogaban en aquel momento. ¿Por qué consideran nuestros jajamim que la alegría de Yitró no era completa, cuando el texto bíblico no hace alusión a esto? Tal vez, en opinión de nuestros jajamim es muy difícil alegrarse a cabalidad con el éxito del prójimo. En nuestra vida cotidiana podemos constatar que la identificación total con la felicidad y la buenaventura de otra persona está limitada a la madre, al padre, a la esposa, o a un amigo extraordinario. El mejor alumno de la clase no es necesariamente el más popular. La envidia suele aparecer cuando estamos en presencia de la buena fortuna de otro.
Yitró reconoce que su yerno Moshé dedica enormes energías a la enseñanza, a responder a las interrogantes del Pueblo y al ejercicio de la justicia. Yitró le sugiere a Moshé que seleccione un grupo de personas poseedoras de ciertos atributos que puedan asistirle en sus tareas. ¿Cuáles eran estas cualidades? Las personas escogidas tenían que ser anshei jáyil, “guerreros fuertes”, las que según el comentarista Rashí, tenían que ser personas económicamente independientes para que sus fallas, no se vieran comprometidos por ninguna presión material. La segunda cualidad requerida es yirei Elohim, “temerosos de D’os”, porque en la tradición judía, aunque la noción de “no robar” tiene un gran sentido social, ésta representa al mismo tiempo un imperativo religioso. El siguiente requisito es que sean anshei emet, “gente que dice la verdad”. Rashí comenta que al ser ellos responsables y consecuentes con su palabra, se tendría confianza en sus veredictos. La última cualidad mencionada en el texto bíblico es sonei batza, “detestan el soborno”. Las cualidades citadas servirán de base para escoger a los integrantes del Sanhedrín, la corte de los setenta que servirá, posteriormente, como máxima autoridad religiosa.
Shabat Shalom!