“Aprendí a sobrevivir defendiendo mi cuarto propio”
Hace una semana en nuestra comunidad realizamos un conversatorio con la escritora Carla Guelfenbein Dobry, donde a través de sus reflexiones nos adentramos en la vida de una de las autoras más leídas del país.
Por Ana Luisa Telias
Vino a contarnos acerca de su reciente obra “La naturaleza del deseo”, sin embargo, camino a la Comunidad Sefaradí comenzó a adentrarse en los recuerdos de su infancia y adolescencia junto a sus padres.
“Uno de los aspectos que mi madre Eliana me inculcó para ser una mujer independiente en la vida es forjar un lugar propio habitado por todo el ser, no es simplemente un espacio arquitectónico, es la independencia, es poder tomar tus propias decisiones, es definir qué va a ser tu vida y eso pasa por adquirir independencia económica. Siempre quise escribir. Hace cincuenta años ser escritora no era una posibilidad que me otorgaría esa libertad que mi madre me había otorgado como un mandato. Porque ella además murió cuando yo tenía 17 años y ese mandato es lo que marcó definitivamente mi vida: sobrevivir y defender mi cuarto propio. Me dedico a escribir porque siempre escribí y nunca he dejado de leer que es mucho más importante que escribir”, comentó.
En el conversatorio conducido por el periodista Roka Valbuena, Carla habló de la pasión como el motor de la vida, o sea, desde más allá de lo que envuelve una relación sentimental. “Como el Génesis, esa luz que crea, que te tira hacia adelante, que inventa, que produce algo que está, el D’os que tenemos dentro, eso es pasión, el pequeño D’os”, precisó.
Sostuvo que no hay una gota en ella que no sea judía. “Siempre estoy aproximándome a la vida, al mundo, a las relaciones desde el conocimiento y eso siento que es profundamente judío, es un legado que me marca, ese es el lugar y ese es el legado que también le estoy dejando a mis hijos como mandato y también como cultura…”,
Carla comentó que escribe justamente para plantearse a sí misma preguntas y ojalá también dejarlas planteadas al lector. Su reciente obra es una novela filosófica; tanto en el amor como en la pasión coexisten luz y sombra y lo que tiene una existencia en el lado de la luz, fácilmente puede transformarse en sombra. “En el fondo esa pasión amorosa desenfrenada que describo está siempre tocando los bordes de la sombra y esa es su naturaleza”, aclaró la escritora.
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“…Según un antiguo comentario talmúdico, D’os fue el primero en probar la manzana del árbol y fue precisamente ese bocado el que le otorgó la capacidad para crear el mundo. La serpiente le prohíbe a Eva comer de este fruto, porque el Todopoderoso sabe que de hacerlo, ella adquirirá su misma facultad. La manzana es la conciencia de las múltiples posibilidades del ser, y F cometió el error de compartirla conmigo”.
La naturaleza del deseo, Carla Guelfenbein.
“Me encantó. Encontré excelente la actividad y fabulosa la invitada”, Analía Stutman.
“¡Estuvo excelente!”, Bárbara Mendoza.
“Es una escritora distendida, culta y pícara a la vez. Y desde su dialecto juega con lo que proyectamos cada uno de nosotros (nuestros traumas de pasión). El periodista llevó el conversatorio en forma amena y divertida, siendo muy respetuoso. Gracias por la invitación”, Ricardo Brizzola
“Carla demostró una habilidad para usar el lenguaje de manera muy lúdica. El periodista le seguía el juego y hacían una pareja muy cómplice. El conversatorio se volvió súper interesante. Lo pasé muy bien”, Carmen Gloria Castro.
“Es muy agradable descubrir las diversas dimensiones de un escritor. Carla demostró en la charla que no sólo es una autora virtuosa, sino una sagaz y cercana oradora. Nos cautivó a todos con su palabra sincera y con una buena cuota de humor. Su vena judía también fue parte esencial de la conversación, y es imposible resistirse a esa conexión”, Daniela Roitstein.