Ajarei Mot -Kedoshim

By mayo 9, 2025 Parashot
9 mayo 2025 / 11 Iyar 5785

Rabino Efraim Rosenzweig

(Levítico 16:1-20:27)

En Yom Kipur, que es el día más sagrado de nuestro calendario, se da lectura pública a algunos párrafos de nuestros capítulos semanales. En la mañana de Yom Kipur se lee acerca de los dos chivos que formaban parte del ritual del día. Por intermedio de un sorteo se designaba cuál de estos animales sería el sacrificado.

 

Después de la confesión pública del Kohén de los errores cometidos por el Pueblo, el segundo de los chivos era enviado al desierto. Un tal Ish ití, que era una persona designada de antemano para tal propósito, era el encargado de conducir a ese chivo al desierto. Este ritual da origen a la expresión “chivo expiatorio” (cargarle a otro las culpas de uno) utilizada en la mayoría de las lenguas occidentales.

 

Durante la noche anterior a la festividad, el Kohén Gadol, permanecía despierto repasando el orden de los servicios religiosos del día siguiente. En ocasiones cuando el Kohén no era lo suficientemente ilustrado para el estudio propio, los sabios repetían con él, las diferentes instrucciones y ordenanzas que tendría que cumplir durante el día de Yom Kipur. Se le exigía un juramento al Kohén en el que prometía no desviarse del orden establecido por los Jajamim.

 

Esto se debe probablemente a la diferencia de opinión entre los Perushim y los Tsedukim con referencia al orden exacto de los ritos de este día sagrado. Los Jajamim querían asegurarse de que el Kohén siguiera el orden de los Perushim, especialmente cuando su actividad tenía lugar en privado durante su permanencia en el Kódesh hakodashim, que es el lugar de mayor santidad en el Beit HaMikdash. No se le permitía al Kohén conciliar el sueño durante toda la noche y los Pirjei kehuná (jóvenes aprendices del sacerdocio) lo despertaban, cuando observaban que se adormecía.

 

El Kohén ofrecía quince sacrificios en su propósito de solicitar el perdón Baadó, por sus pecados personales, por beitó, los pecados de su familia (la palabra Beitó, que quiere decir familia u hogar, se identifica con la esposa), y por lo tanto era indispensable que este Kohén fuera un hombre casado. Se escogía una sustituta para su esposa, en caso de que ésta falleciera en la víspera de Yom Kipur y su muerte causara que el Kohén se viera impedido de cumplir cabalmente sus funciones por no tener esposa y, por este motivo, posiblemente podría no ser atendido en su petición del perdón por los pecados de todo el pueblo de Israel.

 

En el curso de las ofrendas de sacrificios, el Kohén tenía que cambiar su ropaje cinco veces, previa inmersión cada vez en una Mikvé, la piscina ritual. En el cumplimiento de sus obligaciones durante el resto del año, el Kohén se cubría con unas ocho vestimentas que contenían hilos dorados, para el oficio religioso. En Yom Kipur, en cambio, y en señal de humildad vestía cuatro túnicas simples de lino blanco. El lujo y la ostentación no son compatibles con la petición por el perdón que ese día era el propósito esencial del Kohén.

 

En el transcurso de Yom Kipur, el Kohén implora el perdón en tres oportunidades.  Ante todo, solicita el perdón por sus pecados y por los de su familia. Luego pide nuevamente el perdón por sus pecados y por los de sus familiares, pero esta vez incluye una petición por el perdón por los pecados de los demás Kohanim. La solicitud por el perdón de todo el Pueblo de Israel, la hace el Kohén unos momentos antes de enviar el segundo chivo al desierto. Cuando el Pueblo escuchaba como el Kohén pronunciaba el “Nombre explícito” de D’os, todos se postraban y repetían Baruj Shem kevod maljutó leolam vaed, “bendito sea Su majestuoso Nombre por siempre jamás”. Esta es la misma frase que generalmente se pronuncia en silencio, pero que es recitada en voz alta en la sinagoga durante los rezos de Yom Kipur.

 

Por lo citado del ritual de ese día, es evidente que nuestra celebración actual de Yom Kipur difiere mucho de la majestuosidad y solemnidad de los tiempos del Beit HaMikdash. El ritual se centraba, en aquel entonces, en el Kohén el cual tenía que realizar una serie de sacrificios y abluciones y tenía que obtener Kapará, que es la absolución y el perdón por los pecados cometidos por todos. Con la destrucción del Beit HaMikdash, el Pueblo judío quedó inconsolable porque desconocía si había una manera tradicional diferente para obtener anualmente el perdón Divino.

 

A la conclusión del período de ayuno y de oraciones de Yom Kipur, la mayoría sentimos una especie de catarsis, de alivio emocional y de elevación espiritual al salir de las sinagogas. En épocas anteriores, según el Talmud, a la conclusión del día de Yom Kipur había celebraciones de regocijo por la ansiada y anticipada aceptación Divina de los oficios del Kohén. Las jóvenes, elegantemente vestidas danzaban en las calles y solicitaban a los jóvenes de edad matrimonial que escogiesen pareja. Joven: ¡no te fijes en la belleza superficial y observa más bien el ancestro y la procedencia!, solían exclamar.

Shabat Shalom!