Ytró

By febrero 13, 2020 Parashot
14 Febrero del 2020 / 19 Shevat 5780  

(Éxodo 18:1-20:26)

La Parashá que leemos esta semana se llama “Ytró” (nombre propio del suegro de Moshé) y trata sobre la visita de éste al campamento hebreo en el desierto.  Moshé pide consejo a su suegro acerca de cómo emprender mejor la toma de decisiones y la organización del Pueblo.  Itró  aconseja a Moshé que arme una estructura para delegar decisiones y responsabilidades, y nuestro gran líder acepta y ejecuta la recomendación de Itró.

Itró es uno de los primeros especialistas en administración pública de la historia de la humanidad; a partir de sus lecciones y consejos dados a Moshé en ocasión de su visita.

Uno de los temas centrales de esta Parashá,  es la preparación para el Brit – Pacto en el Sinaí, la Revelación de D’os y la entrega de los Diez Mandamientos.

Es lo que se conoce como la Revelación del Sinaí o Maamad Har Sinai.

¿Qué es lo que hace tan especial a los Diez Mandamientos? ¿Nunca antes se había dicho un “No matarás” o un “No robarás”?

Antes de la Revelación de D’os en el Har – Monte Sinaí,  ya se habían dicho prácticamente todos los mandamientos (a excepción del de Shabat y los que se refieren al monoteísmo y a la relación de D’os con el Pueblo de Israel). Tanto dentro del Pueblo de Israel, como fuera del mismo, ya estaba prohibido robar, matar, codiciar, engañar, etc. Podemos encontrar estas prohibiciones dentro de la Torá antes del Sinaí, como fuera del Judaísmo en el Código de Hammurabi (conjunto de leyes creadas por el rey de Babilonia Hammurabi alrededor del año 1730 a.e.c.

Ese código de Hammurabi se encuentra en el famoso Museo de Louvre en París.

Por lo tanto vemos que lo importante de los Diez Mandamientos de la Torá no pasa por su originalidad.  La grandeza de los Diez Mandamientos dichos por D’os a Moshé,  radica en su universalidad.

En todos los códigos de leyes antiguos las prohibiciones eran para los miembros del mismo pueblo. Un egipcio tenía prohibido robarle a otro egipcio, pero dicha prohibición no existía ante una persona de otro pueblo.

Y no sólo eso sino que también había diferencias de clase. Un noble no tenía el mismo castigo que un plebeyo, y un poderoso y rico comerciante el de un  obrero asalariado.

La Torá ordena: “No Robarás”, “No Matarás”…no sólo al hebreo, sino a ningún ser humano. No sólo al plebeyo o al obrero,  sino también al noble, al clérigo y al rico.  Esta es la primera vez de la humanidad donde se igualan los derechos a todos los seres humanos y no sólo a los de tu pueblo o nación. Esta es la genialidad de la Torá en esta Parashá.  La Justicia debe ser para todos los seres humanos. No puede haber una justicia para los amigos y una diferente para los adversarios. Una justicia para el poderoso o el rico y otra para el pobre o sin poder e influencias.

Recibamos con alegría los mandamientos que nos traen más justicia a este mundo.

Shabat Shalom!!!
Rabino Efraim Rosenzweig