(Génesis 45:1-47:27)
La parashá que leemos este Shabat Vaigash, nos trae el definitivo reencuentro entre Iosef, sus hermanos y padre.
Iosef pasa por una transformación profunda cuando se encuentra en la cárcel, sin esperanza alguna de escape. Ya no es el joven adolescente engreído y presuntuoso que sólo piensa en sí mismo.
Por primera vez escucha a los demás. Atiende a los “sueños” de otros. Quienes sueñan esta vez son el copero y el panadero del faraón. En lugar de dar rienda suelta a su imaginación como antaño, Iosef se convierte en el intérprete de los sueños de otros, hecho que lo conduce a interpretar el sueño del faraón, porque el copero recuerda que un joven hebreo, había interpretado correctamente un sueño suyo, mientras estaba en la cárcel.
En la cárcel no oculta su origen, todos saben que es el “naar ivri”, el joven hebreo.
Ya no es el soñador de sueños propios de grandeza, sino es el interprete de los sueños de los demás.
Cuando descifra el sueño del faraón, como un aviso divino acerca de siete años de abundancia, que serán seguidos por siete años de escasez, Iosef demuestra su preocupación por la suerte de los habitantes de la región. Le sugiere al faraón un plan de almacenamiento para los excedentes alimentarios de los años de las “vacas gordas”, que pueden servir al Pueblo durante el largo período de hambruna. Iosef se convierte en un hombre preocupado por los otros, demostrando que ha madurado, y sabe los problemas y dificultades del prójimo.
Al reunirse finalmente con Biniamín, su hermano de padre y madre, lo abraza mientras ambos lloran. ¿Por qué lloraron? De acuerdo con el Midrash, Biniamín lloró por la destrucción del Templo de Shiló, que siglos más tarde sería ubicado en las tierras de Iosef, mientras que Yosef llora por la doble destrucción del Beit HaMikdash, que se ubicaría en Ierushaláyim, ciudad que estará incluida en la porción que recibirá Biniamín en la división de la tierra.
Las lágrimas no brotaron por su destino personal, sino por la suerte del hermano.
No se debe olvidar que el segundo Beit HaMikdash fue destruido debido a Sinat Jinam, el odio gratuito que se produce cuando la persona sólo piensa en sí misma y deja de preocuparse por el bienestar del prójimo.
El día que Iosef notó que el copero del faraón tenía una apariencia distinta, que revelaba una gran preocupación, y le preguntó: ¿qué te pasa?, ese día en que percibió la angustia de otra persona, comenzó la transformación de Iosef, hecho que dio inicio a una nueva etapa en su vida, que le permitió asumir el liderazgo de una nación, ya que el faraón dejó en sus manos el destino del pueblo egipcio.
La preocupación por los demás, es la primera señal de madurez del ser humano.
¡Shabat Shalom!