(Éxodo 35:1-40:38)
Este shabat finalizamos la lectura del segundo libro de la Torá , el sefer shemot leyendo las parshiot Vaiakel y Pekude, que nos hablan de la construcción del Mishkán.
De acuerdo con Rashí y con la mayoría de los comentaristas, el Mishkán fue una respuesta a la adoración del Éguel Hazahav, el “Becerro de Oro” que los hebreos fabricaron como un sustituto de Moshé, quien tardó más de lo anticipado en retornar del monte Sinaí. Según Rambán, en cambio la construcción del Mishkán está relacionada con la revelación en el monte Sinaí, siendo el Kódesh HaKodashim el lugar más sagrado de este recinto, porque contenía el Arca que guardaba las dos Tablas de la Ley donde estaban grabados los Diez Mandamientos.
Al asumir la idea de Rashí se debe pensar que el Mizbéaj, el altar sobre el cual se hacían las ofrendas, era el lugar central del Mishkán, porque su función era la obtención del perdón Divino por las transgresiones. Esta idea se desprende del hecho de que el pecado relacionado con el “Becerro de Oro” fue el motivo para la construcción de esta Casa de D´os.
Rambán destaca que la Torá repite la orden de la construcción del Mishkán. La primera vez, como mencionamos, precedió al episodio del “Becerro de Oro” y su finalidad estaba conectada con la Ley que los hebreos recibieron en el Sinaí. Este instructivo se repite nuevamente en la Torá, para señalar que D´os le había perdonado la transgresión al pueblo hebreo después del pecado del Éguel Hazahav. Más aún, el Mishkán servirá para la obtención del perdón en el futuro también.
No obstante, para Rambán el Mishkán no era solamente una respuesta al problema del pecado. El Mishkán permitía revivir el momento de la revelación en el Sinaí, cuando el pueblo hebreo contrajo un Berit, hizo un pacto con D´os.
Por otro lado, la Torá antecede al Sinaí, porque en Egipto los hebreos ya habían recibido ciertos instructivos con respecto al conteo de los meses, o sea, acerca de cómo valorar el tiempo que será consagrado especialmente con la celebración semanal del Shabat, el día de descanso, que también antecede a la revelación en el Sinai. De otra manera, la formulación Zajor et Yom HaShabat lekadeshó, “Recuerda que debes santificar el día Shabat”, no sería correcta.
En Mará, los hebreos habían sido instruidos con referencia al Shabat y varias leyes adicionales. O sea que el contenido legal de la Torá fue revelándose progresivamente durante la travesía por el desierto. El Mishkán era el lugar escogido para esta enseñanza continua de la ley contenida en la Torá.
Siguiendo el pensamiento de Rambán, el Mishkán era una continuación del Sinaí, porque D´os se comunicaba allí con Moshé, quien a su vez transmitía su voluntad al pueblo hebreo. Tal como la sinagoga se convirtió en un Mikdash Me’at, una pequeña Casa de D´os que acompañó al pueblo judío en la diáspora después de la destrucción del Beit HaMikdash de Yerushaláyim, de manera similar, el Mishkán representó al monte Sinaí.
Pueda nuestro hogar y nuestra sinagoga constituir hoy en día ese mikdash meat, ese pequeño santuario, ese monte Sinaí como representó el Mishkán a nuestros antepasados en tiempos antiguos.
Shabat Shalom!
Rabino Efraim Rosenzweig