Vaikrá

By marzo 25, 2020 Parashot
27 marzo del 2020 / 2 Nisán 5780  

(Levítico 1:1-5:26)

En tiempos antiguos se acostumbraba a iniciar a los niños en el estudio de la Torá comenzando por el tercer libro del Jumash, que es Vaikrá y que comenzamos a leer este Shabat . Se iniciaba al niño de unos tres o cuatro años con un aprendizaje del orden de los sacrificios que se ofrecían en el Beit HaMikdash, que es el tema que predomina en estos capítulos.  Parecería no ser muy pedagógico este inicio . La intención probable era, comunicarle al niño que en este mundo hay que ofrecer sacrificios. Toda relación significativa entre seres humanos requiere el dar de sí mismo. Se solía esconder entre las páginas de este jumash algunas monedas, golosinas, caramelos, o colocar miel en sus páginas con el propósito de que el niño al abrir el texto sagrado asociara al estudio con lo dulce u obtuviese el dinero para adquirirlo.

Este tercer libro de la Torá comienza con las palabras Vayikrá el Moshé, “Y llamó (el Eterno) a Moshé”, con la particularidad que la letra álef (la primera del alfabeto hebreo) que es la última de la palabra vayikrá está escrita en un tamaño más pequeño que el de las otras letras del mismo vocablo. Los expositores del texto tienen diferentes sugerencias para esta aparente anomalía. Según la exégesis de Báal Haturim, por ejemplo, Moshé escribió la álef pequeña como una manifestación de su humildad, porque de tal manera equipara el nivel de su profecía con la de otros profetas. Al quitársele la letra álef, esta palabra se convierte en vayikar que denota un llamado accidental u ocasional, que es el vocablo que se utiliza en capítulos posteriores, en el caso del profeta gentil Bilam.

Según nuestros sabios, ha cesado la era de la profecía. La palabra directa de D’os no se escucha en nuestros tiempos, y, por lo general, dudamos de la salud mental de las personas que alegan haber escuchado un llamado Divino. Según algunos, nuestras generaciones no son merecedoras del contacto “personal” o “íntimo” con la deidad, por nuestras numerosas fallas y errores. Según otros, el llamado continúa; el problema reside en el hecho  que no estamos sintonizados y sensibilizados al mensaje de D’os, porque estamos embriagados con el avance de nuestra ciencia y obsesionados con la constante adquisición y acumulación de bienes materiales.

D’os nos ha manifestado en la revelación en el Monte Sinaí, con absoluta claridad, el camino que debemos seguir en la vida y que constituye el contenido esencial de las sagradas escrituras. En cierta etapa de la historia de la humanidad nos envió Sus mensajeros, los profetas, para exhortarnos a no apartarnos del sendero que Él nos había indicado.  Lo que realmente hace falta es que seamos consecuentes con las enseñanzas que ya nos han sido dadas.

En estos tiempos de pandemia que vivimos tal vez aprendamos que por más avances científicos y tecnológicos que tengamos, aún estamos en manos de D’os, y que solo siguiendo sus caminos encontraremos la solución a los problemas que la vida y el mundo en el que vivimos nos depara.

Shabat Shalom!
Rabino Efraim Rosenzweig