Tzav

By abril 3, 2023 abril 5th, 2023 Parashot
31 marzo de 2023 / 9 Nisan 5783

Rabino Efraim Rosenzweig

(Levítico 6:1-8:36)

Los diferentes Korbanot –sacrificios– son el tema de estos capítulos. Estas ofrendas requerían la utilización del fuego tanto en el Mishkán como siglos más tarde en el Beit HaMikdash, donde había tres fuentes para este propósito. Mokdá Maarajá Guedolá era la fogata principal. La segunda fogata, Maarajá Sheniyá consistía en carbones utilizados para el ofrecimiento del incienso de la mañana y tarde. Una fogata adicional, Maarajá Lekiyum Haesh, era utilizada en el caso que se extinguiera una de las otras dos.

La fogata, Esh Tamid, tenía que ser alimentada constantemente con leña para asegurar que no se apagara. ¿Cuál es el simbolismo de una llama perpetua en el Beit HaMikdash?  La llama perpetua expresa la continua Presencia de D’os en el Beit HaMikdash. Por un lado, los Korbanot son la vía para el “acercamiento” del hombre al Creador, tal como alude la misma palabra Korbán. Por otro lado, el fuego simboliza que D’os está presente con el Pueblo a todo momento.

El fuego tiene características especiales y fue considerado durante muchos siglos como uno de los elementos fundamentales de la naturaleza.  La mayoría de los alimentos pasan por el fuego antes de ser colocados sobre la mesa. Es un elemento colmado de misterio que en ocasiones se comporta con una furia impredecible, pero al mismo tiempo facilita la conversión de materiales naturales en elementos útiles para la sociedad.

Hay quienes sostienen que la Deidad posee características similares: severidad y ternura, misterio indescifrable y preocupación por la suerte del ser humano. El fuego también refleja al ser humano por su fragilidad esencial, porque el viento o soplo bien dirigido lo apaga.

La exigencia de mantener la llama del altar constantemente viva es una alusión a la necesidad de la constancia en el estudio de la Torá y el cumplimiento de las Mitsvot, tal como luego se afirmará en los libros de Tehilim Mishlei.

Sin desvirtuar la relación de los rezos diarios: ShajaritMinjá Arvit, instituidos para compensar la ausencia del Korbán después de la destrucción del Beit HaMikdash, la oración exige la renovación espiritual, tal como las llamas de las fogatas que tenían que ser constantemente alimentadas para que no se apagaran. Mientras que la ofrenda por un error cometido sin intención, para ser efectivo requería la Teshuvá, el arrepentimiento, la oración exige la Kavaná, la concentración y el designio espiritual.

En el universo del Jasidismo, la renovación y el comportamiento extático forma parte integral de la Tefila. La persona tiene que presentarse ante el Creador, tal como si su Neshamá (alma) estuviera consumiéndose por una llama que surge de la parte más interior de su ser. Al igual que el Korbán Ola, que según su nombre tenía que ascender directamente al trono celestial, durante la recitación de la Kedusha la persona se coloca sobre las puntas de los pies en un acto simbólico del deseo por un ascenso a las alturas.

Muchas de las figuras trascendentales en el mundo de las letras y ciencias, artes y política, actuaron impulsados por una llama o ardor interior, que no les permitió́ el descanso y los impulsó a explorar los temas y activar en los campos que otros no se habían atrevido a incursar.

Podamos renovar nuestro compromiso con la Torá y las mitzvot con ese ardor e impulso que nos permita mantenernos fieles a sus valores.

¡Shabat Shalom!