Rabino Efraim Rosenzweig
(Éxodo 27.20-30:10)
La parashat Trumá, describe cuáles fueron los materiales necesarios para la construcción del Mishkán y la elaboración de los elementos que serían ubicados y utilizados en su interior. Ahora, la Torá enumera las diferentes vestimentas que portarán Aharón, el Cohen Gadol, y los otros cohanim durante el ejercicio de sus funciones dentro del Mishkán. Aunque las cualidades interiores de la persona son determinantes, el texto sagrado hace hincapié en la ropa externa, tal vez como el símbolo de la autoridad que representa. Incluso, en la actualidad, el uniforme del policía es su distintivo, mientras que la corona y el cetro son el símbolo de la autoridad de un monarca.
La narrativa bíblica menciona que D’os hizo vestimentas para la primera pareja después de que comieran el fruto del árbol prohibido. Se puede asumir que, inicialmente, el ser humano poseía características intrínsecas, intelectuales y espirituales, que lo diferenciaban del resto de las criaturas.
Pero, después de desobedecer el único instructivo Divino que había recibido, el ser humano demostró la fragilidad de su intelecto y, por ello requería un distintivo superficial que lo separara del mundo animal.
En efecto, el hombre es la única criatura que utiliza ropa externa. La diferenciación original que consistió probablemente en la capacidad humana de concebir a D’os como el Creador del universo, le impuso una conducta ética con la cual demostraría su disposición consciente de servir a D’os.
Esta diferencia del resto de las criaturas quedó anulada, o al menos minimizada, por la desobediencia de Adam y Javá. El incumplimiento del instructivo Divino forzó la utilización de un símbolo externo para distinguir a la pareja del resto de las criaturas.
En el caso de Nóaj, el gran sobreviviente del Diluvio, también sale a relucir la ropa que debe cubrir el cuerpo humano. Ebrio por haber bebido demasiado vino, Nóaj es visto en su desnudez, o tal vez sodomizado por su hijo Cnaán.
Al enterarse de la afrenta, sus otros hijos, Shem y Yéfet, cubren con una sábana el cuerpo del anciano padre. En otro episodio bíblico, el distintivo que recibe del padre Iaacov es una túnica de muchos colores que, a su vez, produce el celo de sus hermanos y finalmente conduce a la venta de Iosef, al exilio egipcio de toda la familia. Esta deferencia que recibió es repetida por Iosef después de revelar su identidad a los hermanos que habían acudido a comprar alimentos en Egipto, cuando le entrega cinco juegos diferentes de ropa real a Biniamín, su hermano de madre.
Incluso el Pueblo tenía la obligación de colocar Tzitzit en las cuatro esquinas de su ropa, elementos que debían recordarles su relación con D’os, la obligación de vivir de acuerdo con los instructivos de las Mitzvot. Debían abstenerse de portar Shatnez, vestimentas elaboradas de una combinación de lino y lana y, según una tradición mencionada en el Talmud, cubrir sus cabezas con un gorro, una kipá. Los Tefilín, las filacterias son tal vez el símbolo externo de mayor relevancia, el “ot”, la “señal” que debía recordar al hebreo que el intelecto, el sentimiento y la fuerza física decisiva, deben estar al servicio de D’os.
La Torá no menciona si Moshé portaba alguna vestimenta especial. Tal vez la espiritualidad que había alcanzado el gran maestro del Pueblo hebreo hacía innecesario un elemento externo, porque Moshé era el Adón Haneviim, el señor de todos los profetas que había experimentado el mayor acercamiento a D’os.
Por lo antedicho, el ropaje especial de los Cohanim continúa con una antigua tradición. Aunque servía para diferenciar a los cohanim del resto del colectivo, tal vez su propósito fundamental era que los Cohanim tomaran conciencia de su vocación, una tarea fundamental que incluía la representación del P ueblo durante el servicio de los Korbanot.
Shabat Shalom!