(Éxodo 27:20-30:10)
Mientras la parashá que leímos la semana pasada nos hablaba de la construcción del Mishkan, el Tabernáculo, la parashá de este Shabat, Tetzavé, nos enumera las vestimentas y los ornamentos que utilizaba el cohén, para luego señalar las características del proceso de su consagración como sacerdote.
La narrativa bíblica menciona que D’os hizo vestimentas para la primera pareja después que comieran el fruto del árbol prohibido.
En el caso de Nóaj, el gran sobreviviente del Diluvio también sale a relucir la ropa que debe cubrir el cuerpo humano. Ebrio por haber bebido demasiado vino, Nóaj es visto en su desnudez por su hijo Cnaán.
Al enterarse de la afrenta, sus otros hijos, Shem y Yéfet, cubren con una sábana el cuerpo del anciano padre.
En otro episodio bíblico, el distintivo que recibe Iosef, de su padre Iaacov es una túnica de muchos colores que, a su vez, produce el celo de sus hermanos y finalmente conduce a la venta de Yosef, al exilio egipcio de toda la familia. Esta deferencia que recibió es repetida por Yosef después de revelar su identidad a los hermanos que habían acudido a comprar alimentos en Egipto, cuando le entrega cinco juegos diferentes de ropa a Biniamín.
Incluso el Pueblo tenía la obligación de colocar tsitsit en las cuatro esquinas de su ropa, elementos que debían recordarles su relación con D’os, la obligación de vivir de acuerdo con los instructivos de las Mitzvot. Debían abstenerse de portar shatnez, vestimentas elaboradas de una combinación de lino y lana.
La Torá no menciona si Moshé portaba alguna vestimenta especial. Tal vez la espiritualidad que había alcanzado el gran maestro del Pueblo hebreo hacía innecesario un elemento externo, porque Moshé era el Adón Haneviim, el señor de todos los profetas que había experimentado el mayor acercamiento a D’os. Mientras que otros profetas sentían la presencia de D’os durante el sueño o en una visión imperfecta, Moshé hablaba con D’os panim el panim, “cara a cara”, la imagen literaria que destaca la relación especial que este gran líder mantuvo con la Divinidad.
Por lo antedicho, el ropaje especial de los Cohanim continúa con una antigua tradición. Aunque servía para diferenciar a los Cohanim del resto del colectivo, tal vez su propósito fundamental era que los Cohanim tomaran conciencia de su vocación, una tarea fundamental que incluía la representación del Pueblo durante el servicio de los Korbanot.
Aprendemos de aquí que, si bien la vestimenta es un aspecto exterior, aún así no debemos desdeñarla, porque los seres humanos primero observamos y luego comprendemos. Y a menudo lo exterior, aunque superfluo, puede contribuir a acercarnos a valores espirituales elevados.
¡Shabat shalom!