Shlaj Lejá

By junio 16, 2023 Parashot
16 junio de 2023 / 27 Siván 5783

Rabino Efraim Rosenzweig

(Números 13:1-15:41)

Casi en el final de la parashat Shlaj Lejá que leemos en este shabat, se nos trae la orden de cumplir una mitzvá emblemática del Pueblo judío, la de colocar tzitzit. Con la ordenanza de colocar tzitzit las franjas en las esquinas de las vestimentas, concluye nuestra lectura semanal. La colocación de los tzitzit debe servir para que recordemos nuestras obligaciones religiosas, y según algunos esto se ubica inmediatamente después del relato anterior para evitar que se ubica esta clase de faltas. Según nuestros jajamim, únicamente aquellas vestimentas que tienen cuatro esquinas (según algunos para recordar que D’os gobierna sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra) requieren tzitzit.

Dado que la ropa que utilizamos en nuestros días carece de esta característica, confeccionamos una prenda especial, talit ketaná, que se usa bajo la ropa, para poder cumplir con esta mitzvá. Esta también es la razón por la cual nos colocamos un talit (que es una especie de chal con cuatro esquinas donde se colocan los tzitzit) durante la recitación de las plegarias.

El talit debe tener la dimensión suficiente que permita cubrir la mayor parte del cuerpo de un niño que ya puede andar solo por la calle. El talit y los tzitzit pueden ser confeccionados de cualquier tela, aunque la Torá generalmente se refiere a la lana o al lino. En nuestra lectura se menciona tejélet, que es un hilo azul como parte de los tzitzit. Para la obtención de este color azul es necesaria la utilización de un molusco denominado jilazón. Como no podemos identificar hoy en día a este molusco, nos abstenemos de incluir el hilo azul en los tzitzit. En el siglo pasado, el Rabí de Radzín anunció haber identificado al molusco y procedió a incluir tejélet en el talit. Hasta el día de hoy, los Radziner jasidim incluyen tejélet en sus tzitzit. Según algunos comentaristas, el color azul nos hace recordar el color del mar, lo que a su vez hace alusión al color del cielo y, por inferencia, debe dirigir nuestra mirada hacia nuestro Padre Celestial. Según el autor de Kelí Yakar, tal como el océano “azul” debe permanecer dentro de ciertos límites, ya que de otra manera puede ocasionar daños graves, igualmente el hombre debe actuar dentro de cierto marco para evitar posibles consecuencias trágicas.

Nuestros jajamim le dieron una importancia especial al uso de los tsitsit porque la Torá instruye ureitem, “los veréis” que el ver y mirar los tzitzit debe recordarnos todas nuestras obligaciones religiosas. (Debido a que la Torá insiste en que debemos mirar a los tzitzit, nuestros jajamim concluyen que esta mitzvá tiene vigencia únicamente cuando se pueden ver en forma natural, o sea cuando es de día. Dado que esta mitzvá está circunscrita a un parámetro de tiempo, shehazemán gueramá, las mujeres están eximidas de su cumplimiento, aun cuando los movimientos más liberales permiten que la mujer si lo desea los vista). De esta manera, los tzitzit se convierten en un símbolo que representa el cúmulo de todas las otras Mitzvot. En el Talmud hay un relato sobre una persona que estaba a punto de tener una relación sexual ilícita, pero que desistió de ello cuando, al desvestirse, observó su propio talit ketaná debajo de su camisa.

En la confección de los tzitzit se utilizan cuatro hilos que se doblan (para formar ocho hilos) y a los que se les hacen cinco nudos. El valor numérico (gematría) de la palabra tzitzit es seiscientos. Si a este número de seiscientos, le añadimos el número de los hilos y de los nudos, llegamos a la cifra de seiscientos trece, que corresponde al número de Mitzvot que contiene la Torá. De este modo se establece, una vez más, la relación entre la mitzvá de tzitzit y el número total de Mitzvot que contiene la Torá.

Shabat Shalom!