Sheminí

By abril 25, 2025 Parashot
25 abril 2025 / 27 Nisan  5785

Rabino Efraim Rosenzweig

(Levítico 9:1-11:47)

En la parashat Sheminí, el tema de Kashrut, que trata acerca de las comidas permitidas y de los alimentos prohibidos, es el motivo central de algunos capítulos. Según el entendimiento de los Jajamim, el hombre y la mujer, en un principio, fueron vegetarianos. Después del episodio del diluvio el hombre recibe la dispensa para comer carne. Naturalmente, para comer carne es necesario matar a un animal y entre las leyes que recibe Nóaj, se encuentra una que prohíbe arrancar una extremidad del cuerpo de un animal vivo. Para comer la carne de un animal, dice esta ley, es necesario matar al animal primero.

En nuestra lectura se especifican los animales cuya carne nos es permitida. En el caso de los cuadrúpedos, estos requieren tener la pezuña partida y ser rumiantes. La Torá menciona tres animales que son rumiantes, pero cuya pezuña no está partida, tal como el camello. El cerdo es el ejemplo contrario citado, porque tiene la pezuña partida, pero no es rumiante.

En la práctica judía, el proceso de Kashrut requiere pasos adicionales para poder ingerir la carne de un animal. El punto esencial es que tenemos que partir de un animal Kasher para poder comer su carne después de cumplir con cierto proceso adicional. En el caso de los peces, se requieren aletas y escamas para obtener el calificativo de Kasher. En vista de que, dado que los crustáceos y los moluscos no poseen estas características, no pueden calificarse como Kasher.

La Torá enumera una serie de aves que no deben formar parte de nuestra dieta. Son, generalmente, las aves de rapiña. La Halajá señala como Kasher a las aves de corral. En el caso de un ave desconocida en un lugar, se requiere una Masorá, que es un antecedente tradicional de haber sido ingerida como Kasher en algún otro lugar. También están incluidos como Kasher una serie de insectos, cuya identificación exacta en la nomenclatura moderna, nos es difícil. Por lo tanto, nos abstenemos totalmente de comer insectos.

En las palabras de la Torá, el motivo de las leyes de Kashrut está ligado con la noción de santidad. Leemos en Vayikrá (Levítico) XI, 44: “Por cuanto Yo soy el Eterno, vuestro D’os, vosotros os santificaréis, pues Yo soy santo, por lo cual no mancharéis vuestras almas con ninguno de los reptiles que reptan sobre la tierra”.

Existe una extensa literatura acerca de las razones para la observancia del Kashrut. Los razonamientos con los cuales puede uno identificarse, no siempre son relevantes para otros. La Kashrut pertenece a las reglas que estimulan y fortalecen los mecanismos personales para desarrollar una mayor independencia y libertad de acción. Las complejas y minuciosas reglas en este campo no permiten que me convierta en dependiente de la comida o en un glotón. Me alimento para vivir, pero no vivo para comer.

Después de todo, una criatura de D’os, aunque sea un animal, tuvo que ser sacrificada para que yo pueda alimentarme. (Incidentalmente, en el judaísmo, la caza como deporte está prohibida). No se puede disparar al primer animal que aparezca. Es necesario todo un proceso de preparación (Shejitá, bediká, hadajá y melijá). El animal es sacrificado por un Shojet, que es especialista en la materia, de acuerdo con un conjunto de reglas religiosas; su carne es puesta en remojo por un tiempo específico y luego se cubre con sal durante otro lapso, antes de ser consumida) lo que nos hace estar conscientes de que un ser vivo ha perdido la vida para saciar nuestra hambre.

En últimas cuentas, es un factor adicional que nos enseña a ser mesurados en el proceso de satisfacer el hambre, a controlar nuestros deseos y ser dueño de nuestras pasiones, para poder ejercer el libre albedrío y poder tomar decisiones, independientemente, de apetitos pasajeros.

 

Shabat Shalom!