Rabino Efraim Rosenzweig
(Números 30:2-36:13)
Este Shabat leemos las parshiot Matot Masei y de esta manera nos alineamos con la lectura de la Tora que se realiza en Israel. El comienzo de la parashá Matot, nos señala que Moshé se dirige a los jefes de las tribus de acuerdo al mandato divino. Rambam cuestiona: ¿por qué la Torá insiste, esta vez, que la instrucción sea dirigida a Rashei HaMatot, los líderes de las tribus de Israel? La respuesta que ofrece es que el asunto de las “promesas” que es el tema inicial de nuestros capítulos, debe ser tomado con mucha seriedad. El hecho que, bajo ciertas condiciones, se pueda anular una promesa, podría conducir a pensar que una promesa carece de seriedad, ya que se puede obviar. Por ello, los líderes –como garantes del destino del Pueblo– serán los guardianes de la promesa y de las leyes pertinentes a su ejercicio. Porque no hay duda que la palabra y su cumplimiento es uno de los mayores bienes que la persona posee.
Leemos en Pirkei Avot que con diez repeticiones de la palabra “Vaiomer”, “y (D’os) dijo” fue creado el universo.
En este sentido, la expresión “y (D’os) dijo” era un reflejo de la Voluntad de D’os.
Desde un principio, el judaísmo predicó que la palabra es más potente que la espada, porque el ideal monoteísta acerca de la existencia de un solo D’os se transmitió a través de la palabra, por medio de la instrucción verbal de las futuras generaciones.
El Jatam Sofer, gran erudito e insigne líder espiritual del judaísmo húngaro, propone una razón diferente, porque el liderazgo muchas veces está acompañado de la promesa que en la actualidad es generalmente incumplida. Incluso en el Tanaj leemos acerca de la célebre promesa de Yiftaj de ofrendar a D’os al primer ser vivo que vea después de batallar victoriosamente. Como es sabido, la hija de Yiftaj sale a recibir y felicitar al padre por el éxito obtenido. La alegría inicial tendrá que convertirse en luto debido a la ligereza de Yiftaj cuando hizo la promesa.
Está claro que la promesa tiene que ser cumplida, tal como reza la Torá, “tienes que observar y ejecutar lo que sale de tu boca”. Por ello, uno de los momentos más solemnes del calendario hebreo es la noche de Yom Kipur, cuando se recita Kol Nidrei, petición por la anulación de los votos incumplidos, por las promesas que fueron vulneradas.
Muchos consideran que Kol Nidrei se originó, o adquirió mayor impulso, durante el período del dominio del islam y del cristianismo en la península ibérica, cuando obligados so pena de muerte, muchos optaron por la conversión.
Sin embargo, en la noche más sagrada se reunían en la clandestinidad, sobre pisos cubiertos de arena para mitigar el ruido de sus pisadas, con el propósito de reafirmar su judaísmo y negar los votos que forzadamente habían pronunciado para convertirse a otra fe.
Al cumplir con la promesa, el judío también insta a D’os a cumplir con sus promesas a los patriarcas, y al Pueblo de Israel.
¡Shabat Shalom!