(Éxodo 18:1-20:23)
La parashát Itró que leemos este Shabat, contiene el relato de los preparativos al pie del Monte Sinaí y la revelación de la Voluntad Divina contenida en los Diez Mandamientos. El mundo occidental ha reconocido que estos mandamientos, sirven de fundamento moral para formar una sociedad. Igualmente, en la tradición judía, hay expositores del texto bíblico que encuentran en estos mandamientos, la génesis de todas las otras mitzvot de la Torá.
Aparentemente, en la época del Beit HaMikdash, que es el Templo de Jerusalem, la lectura de estos Diez Mandamientos formaba parte de la liturgia de Shemá Israel, “Escucha Israel” que es la afirmación de la existencia de un solo D’os. Aparecieron entonces los que cuestionaron la legitimidad del texto restante de la Torá. Su argumento se basó en el hecho que únicamente los Diez Mandamientos habían sido incorporados al ritual. Los jajamim decidieron entonces, eliminar la recitación diaria de los Diez Mandamientos, para evitar la duda, por inferencia, acerca de la veracidad del resto del texto de la Torá. Sin embargo, hasta el día de hoy, hay quienes recitan, individualmente, los Diez Mandamientos al concluir el servicio religioso de las mañanas.
Los Diez Mandamientos fueron grabados sobre dos tablas de piedra. Los primeros cinco hacen referencia a la relación entre el hombre y D’os. Los últimos cinco tienen como objetivo la relación entre los seres humanos. El quinto mandamiento, el que nos encomienda honrar padre y madre, sirve de puente entre los dos grupos, porque nuestros padres son nuestros “creadores”. Cabe preguntar entonces, ¿cuáles son más importantes? ¿Acaso la relación entre el hombre y D’os tiene mayor jerarquía que los que regulan las responsabilidades entre los hombres?
En la concepción judía, cuando uno se abstiene de asesinar a otro ser humano, está cumpliendo también con una instrucción Divina. Así, la mitzvá de “no asesinarás”, que tiene que ver con la relación con otro ser humano, está ligada al mismo tiempo con el deber hacia D’os, porque fue ese D’os quien lo ordenó. Por lo tanto, es un error pensar que tefilín y talit, kashrut y Shabat son la suma total del judaísmo. Desde luego, no hay cómo destacar suficientemente la importancia de estos elementos en el marco de la tradición judía. Pero hay que tener siempre presente que bein adam lajaveró, que son las relaciones entre el hombre y su prójimo, son normas religiosas indispensables y fundamentales para el bienestar de toda sociedad.
Si toda la humanidad cumpliera a cabalidad los valores y enseñanzas que nos entregan los diez mandamientos, podríamos construir una sociedad más sana, y más justa, donde los seres humanos podríamos vivir en paz.
¡Shabat shalom!