(Deuteronomio 32:1-52)
Este Shabat es conocido en la tradición judía como Shabat Shuvá, porque la haftara que se lee comienza con las palabras del profeta Hoshea “Shuvá Israel” “Retorna Israel”. Por otro lado, este día es el sábado entre Rosh Hashana y Iom Kipur, un sábado especialmente apropiado para el retorno y el arrepentimiento. Leemos en la Tora la última parashá del Jumash que se lee completa un Shabat, que es la parashát Haazinu, y que es mayoritariamente un cántico, un texto en lenguaje poético, y por lo tanto bastante complejo en su entendimiento. Este canto final de Moshé, Haazinu, es una súplica en la cual el gran líder recuerda al Pueblo hebreo que la razón de ser es la fe en el Creador, y que su permanencia en la Tierra Prometida sería una función de su conducta acorde con los principios de la Torá.
Pero el ser humano se desvía del camino de la Torá: su carácter y estructura emotiva permiten que sea seducido por la transgresión. El ejercicio del libre albedrío le permite la desobediencia, pero al mismo tiempo le permite alcanzar la generosidad y la caballerosidad, el altruismo y la magnamidad. El tropiezo, en muchas ocasiones, es una consecuencia de la abundancia. Así reza el texto: Shamanta avita kasita, vayitosh Eloah asahu, vayenabel Tsur yeshuató: “Al cubrirse de gordura abandonó a D’os, su Creador, y se olvidó de la Roca de su salvación”.
La tradición judía dispone que, la persona pueda hacer enmiendas. Existe la posibilidad de la teshuvá: el retorno a las raíces auténticas del judaísmo.
El proceso de teshuvá exige la verbalización de la confesión, el reconocimiento hablado del error que a su vez invita al interlocutor: D’os, en cuya presencia la insinceridad se vuelve una blasfemia. La noción de estar ante el Creador recuerda que el alma humana, la neshamá, proviene de Él y por lo tanto tiene un origen celestial y no puede ser profanada por el pecado, siempre permanece en su estado de pureza originaria.
Pero con cada acción indebida se crea una membrana de impureza que cubre la neshamá e impide que ejerza una influencia beneficiosa sobre la persona.
Los capítulos de Haazinu se leen en la víspera de Yom Kipur, el Día del Perdón, en el cual el judío desnuda su neshamá ante D’os.
En estos aseret iemei teshuvá en que nos presentamos ante D’os con todos nuestros defectos y errores, podamos hacer una teshuvá profunda y sincera y de esta manera ser merecedores del perdón divino y de una inscripción para la vida en el año que acabamos de iniciar.
¡Shabat Shalom!
Rabino Efraim Rosenzweig