Devarim

By julio 16, 2021 Parashot
16 julio del 2021 / 7 Av 5781

(Deuteronomio 1:1-3:22)

El último libro del Pentateuco que comenzamos a leer en este Shabat contiene los discursos, exhortaciones y admoniciones de Moshé en la última etapa de su vida.

 

Moshé en este libro, comenzará destacando los errores y los pecados de los hebreos. Hará un racconto de lo sucedido desde la salida de Egipto hasta ese momento. Entre los hechos que rememora está el episodio de los exploradores, los delegados de las tribus que fueron a espiar la Tierra Prometida, para luego producir el desánimo y desaliento con su informe negativo y pesimista. Este suceso fue seguido por un fallido intento de conquista, que dio como resultado la derrota en la batalla.

 

Es comprensible que, quienes habían permanecido por siglos como esclavos no pudieran, de un día para otro, descartar las costumbres y las creencias que habían experimentado.

 

Porque una de las características de la idolatría es el incumplimiento de la promesa, la palabra comprometida siempre puede ser retirada. Por otro lado, el Pueblo escogido para traer un mensaje ético a la Humanidad, tenía que sobreponerse al entorno del paganismo para enrumbarse por un sendero diferente.

 

Después del episodio de los Meraglim, los espías, el Pueblo mostró finalmente su disposición al arrepentimiento, pero sus sentimientos no obtuvieron la respuesta deseada.

 

D’os no los perdonó, sino que ordenó que quienes tuvieran veinte o más años cuando se produjera el éxodo de Egipto murieran en el desierto. Su cobardía y falta de fe en D’os, demostraron que no eran competentes para participar en la conquista de la Tierra Prometida.

 

Varios expositores cuestionan la negativa Divina de aceptar el arrepentimiento y destacan la severidad del Jilul HaShem, el caso de violentar la santidad del Nombre de D’os. Los exploradores habían puesto en duda la promesa Divina, que aseguró a los patriarcas que serían poseedores de la tierra que Abraham había recorrido cuando salió de Ur, su ciudad natal.  D’os había empeñado su palabra en entregar esa tierra al Pueblo de Israel y, eso no podía ponerse en duda.

Tal vez la razón fundamental de la negativa Divina era que la Teshuvá, el arrepentimiento, se produjo únicamente después que el Pueblo se percatara de la sanción, el castigo según el cual tendrían que ambular cuarenta años por las arenas del desierto.

 

El arrepentimiento, la Teshuvá, tiene que estar precedida por el reconocimiento del error. La persona debe sentirse avergonzada por haber caído en la tentación, el Pueblo tenía que sentir el remordimiento por haber desobedecido la voluntad del Creador. Este acto de contrición debe ser acompañado por una firme decisión de no incurrir en el mismo error en el futuro y, solamente cuando la persona actúa de manera diferente en una situación similar en el futuro se puede afirmar que el proceso de la Teshuvá ha sido completado.

A pocos días de conmemorar Tisha beav, se hace importar incorporar esta lección de comportamiento en nuestras vidas.

¡Shabat Shalom!