(16:1-20:27)
E ste Shabat leemos dos parshiot de la Torá, Ajarei Mot y Kedoshim. Queremos hacer referencia al texto de la primera de las parshiot Ajarei Mot que es bien conocida, ya que es leída durante el día de Iom Kipur, tanto en su lectura matutina como en la tarde, en el servicio de Minja.
Hacia el final de Ajarei Mot, la Torá exhorta “Kemaasé Érets Mitzraim asher yeshavtem ba, lo taasú”, “no repitan las acciones que son propias de Egipto” (Levítico 18:3) con lo cual advierte que los hebreos no deben portarse de acuerdo con la conducta egipcia, especialmente en lo que respecta a las relaciones sexuales. El texto continúa con una serie de prohibiciones sobre el incesto, que se define como las relaciones sexuales consanguíneas entre un hombre y su madre, hermana, nieta o tía. También se incluye como incestuosa la relación entre el hombre y la esposa de su padre, esposa de su hijo, cuñada. Adicionalmente están prohibidas las relaciones sexuales con una mujer y su hija, una mujer y su nieta, una mujer y su hermana. Todas estas relaciones se denominan Guilui arayot, “mostrar o destapar la desnudez”.
Aparentemente, estas prácticas eran comunes en Egipto y más aún en Canaán, mientras que una idea central en la Torá es la negación de la validez moral de los hábitos de estos pueblos. Esta conducta tiene antecedentes desde la época de Nóaj, cuando su hijo Jam observa la desnudez del padre y, según algunos exégetas, tiene relaciones homosexuales con el padre cuando éste estaba ebrio. De acuerdo con el texto bíblico, tanto Mitzraim como Canaán eran descendientes de Jam. Conducta similar se observa en las ciudades de Sedom y Amorá, lugar donde Lot se había residenciado
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Este hecho sale a relucir después de que las ciudades fuesen destruidas y de que las hijas de Lot tuvieran relaciones sexuales con el padre, aunque algunos exégetas razonan que las hijas creían que el mundo entero había sido destruido y sólo a través de una unión sexual con el padre se podría dar continuidad a la Humanidad.
En los primeros días del éxodo de Egipto, los hebreos giran hacia al lugar denominado Báal Pe’or por la deidad de esa ciudad y cuyo culto giraba alrededor de los actos sexuales y las prostitutas “sagradas”. De acuerdo con algunos intérpretes del texto bíblico, cuando los hebreos “recuerdan” el pescado que comieron en Mitzraim, la referencia en realidad tiene que ver con la prolífica procreación de los peces y con el libertinaje sexual existente en Egipto, a diferencia de los Diez Mandamientos, que ponen límites al apetito sexual.
Por lo antedicho, los patriarcas insistieron en que sus hijos buscaran esposas en el seno de sus familiares, quienes, aunque no eran monoteístas, tampoco estaban inmersos en el aspecto sexual de la idolatría.
La libertad obtenida a través del éxodo estaba condicionada, o más bien tenía el propósito de posibilitar un comportamiento regido por la Torá, a diferencia de los hábitos sexuales relacionados con la idolatría. Por ello, en la tarde del día más sagrado del calendario hebreo, la tarde de Iom Kipur, la lectura de la Torá versa sobre las relaciones incestuosas prohibidas.
Mientras que la idolatría hacía una ecuación entre el acto sexual y la fertilidad de la tierra (al menos esa era la práctica del culto a Báal Pe’or), el judaísmo propone que la abundancia de las lluvias y la producción agrícola son una consecuencia del comportamiento moral del individuo.
La acción moral recta es la que se deriva del cumplimiento de las mitzvot y del comportamiento acorde a la Torá.
Shabat Shalom!