(Levítico 9:1-11:47)
Este Shabat al retomar la lectura de la Torá de acuerdo al orden del calendario, leemos la parashá Shemini.
El episodio de la trágica muerte de Nadav y Avihú, hijos de Aharón, es uno de los temas importantes de nuestra lectura.
La Torá relata que estos kohanim se acercaron a D’os con su ofrenda, pero con un “fuego extraño” que no había sido ordenado y que fueron muertos en el acto. ¿Cuál es el significado de la expresión “fuego extraño”?
Algunos expositores sugieren que Nadav y Avihú debían haber esperado a que el fuego descendiera del cielo para consumar su sacrificio y por no hacerlo así, perecieron. El fuego que ofrecieron era un fuego profano y no esperaron a que descendiera del cielo un fuego divino para quemar la ofrenda.
Otros, como Rabí Eliézer, sostienen que su falta consistió en que pretendieron explicar la ley y su aplicación en presencia de Moshé, el gran maestro del Pueblo.Un discípulo, no debería intentar dilucidar un texto o responder una pregunta, sí su maestro y mentor se encuentra en el mismo lugar. Rabí Ishmael sugiere que Nadav y Avihú estaban ebrios en el momento del sacrificio, basándose probablemente en el hecho que la Torá instruye, a la conclusión del episodio, que todo kohén debe de abstenerse de tomar vino (bebidas alcohólicas) antes de entrar al Mishkán.
Cualquiera que fuese la interpretación de los sucesos, el castigo parece ser demasiado severo en relación a la falta cometida . No obstante, es posible especular, a raíz de este episodio, que el líder religioso tiene responsabilidades cuyo incumplimiento se refleja en castigos ejemplares.
Las prerrogativas y los privilegios que el rol de kohén otorgan, están unidos a obligaciones y deberes mayores que los que el Pueblo tiene. Las acciones del kohén tienen eco y resonancia en la comunidad. Por lo tanto, cuando éste comete una falla intencional, el castigo tiende a ser ejemplar y severo.
Pero quizás habría que abordar este episodio desde otra perspectiva. Más que abordar la falta o el pecado cometido, debemos observar las conductas de Nadav y Avihú. Ellos en realidad se acercaron más de lo debido al Kodesh Hakodashim, el lugar más sagrado del Tabernáculo, el Mishkán.
La Torá nos estaría resaltando aquí, que en la vida debemos respetar los límites y que toda relación humana tiene limites que no debemos superar. A pesar de la devoción ambos hijos de Aharon tenían, no debieron cruzar los límites preestablecidos y debieron guardar las distancias. Como y la fe que dice la expresión popular, ni tan lejos que te congeles, ni tan cerca que te quemes. Esto último fue el error cometido.
Ese parece ser la enseñanza que nos entrega el texto y que tanto Nadav como Avihú no respetaron.
¡Shabat Shalom!
Rabino Efraim Rosenzweig