Miketz

By diciembre 26, 2019 Parashot

(Génesis 41:1-44:17)

La parashá de este Shabat de Janucá se denomina Miketz y marca en su inicio el sueño del Faraón.
Está claro ahora que los sueños ocupan un lugar importante en la narrativa bíblica, comenzando con Yaacov y culminando con el Faraón. Para la Biblia, el soñar no es un fenómeno inconsecuente. Los sueños son portadores de mensajes importantes y, por lo tanto, es necesario estudiarlos y esforzarse por entenderlos.
Es notable que en los primeros capítulos de la Torá, nuestros antepasados, Yaacov y Yosef sueñan; y luego sueñan los egipcios, el pastelero, el copero y el Faraón. La habilidad de soñar está en nuestro Pueblo y en los egipcios. Este hecho tiene que ver, tal vez, con la misma naturaleza de los sueños.
Los sueños son manifestaciones auténticas de nuestra voluntad y deseos profundos, mensajes del inconsciente que por alguna razón no nos permitimos, o somos incapaces de verbalizar en estado consciente. Al dormir, nos sobreponemos a las inhibiciones y nuestra imaginación queda en total libertad para expresar los anhelos y las ambiciones más profundas y genuinas.
En muchas ocasiones, no entendemos el mensaje de los sueños, porque el lenguaje es simbólico. Acudimos a expertos para que traduzcan las imágenes de los sueños a términos que nos sean comprensibles, tal como Yosef lo hace con el Faraón. Y si los sueños son la manifestación de lo que realmente queremos, sin freno alguno. Pudiésemos concluir que uno sueña únicamente cuando se encuentra en un lugar seguro, es propicio e indispensable para hacerlo, y esto sucede en la propia casa y sobre la tierra propia.
Por lo tanto, los hebreos sueñan en Canaán. Pero en Egipto, sólo los egipcios sueñan. Más aún, en Egipto, el hebreo tiene que estar atento a los deseos y a los caprichos de sus anfitriones. En Egipto, el hebreo tiene que saber “interpretar” las corrientes y la dirección de la dirigencia de la sociedad que lo circunda. En tierra ajena uno “deja de soñar” y debe ser realista para estar alerta al significado y al alcance de los sueños de otros.
Hoy somos testigos, del extraordinario renacimiento del idioma hebreo y de una variada y fructífera literatura en esta lengua. La actividad cultural en Israel, que se puede medir por la asistencia masiva a conciertos y teatros, por el número de los lectores de periódicos, revistas y libros- demuestra que, ella es una de las más vibrantes e intensas del mundo.
Simultáneamente, la creatividad intelectual en el campo de los estudios judaicos no tiene parangón en la historia. El número de universidades, seminarios rabínicos, yeshivot, e instituciones académicas que se dedican a la investigación de los textos sagrados y a un mejor y más amplio entendimiento de nuestro pasado se ha multiplicado.
Esto, y mucho más, sucede porque beshuv HaShem et shivat Tsiyón, hayinu kejolmim, “porque al regresar a tierra ancestral, podemos nuevamente soñar” y dar libre expresión a nuestras inquietudes creativas en Torá, en las artes y en la cultura, y en la adquisición del conocimiento.
Que la luz de Janucá nos ilumine y pueda hacer realidad nuestros sueños.

Shabat Shalom!!!
Jag Urim sameaj!!!

Rabino Efraim Rosenzweig