Rabino Efraim Rosenzweig
(Levítico 1:1-5:26)
El tercer libro de la Torá, Vaikrá, también es conocido como Torat Cohanim, Levítico, en español, porque detalla las leyes referentes a la tribu de Leví. En particular, encontramos los instructivos pertinentes a los Cohanim y a los Korbanot, los sacrificios que serán ofrendados en el Beit HaMikdash. Es importante destacar que la palabra “sacrificio” no representa adecuadamente la idea contenida en el vocablo bíblico Korbán que proviene de la raíz hebrea “krv” que quiere decir “cerca”, y encierra el deseo del ser humano por un “acercamiento” a la divinidad según el cual, el Korbán se convierte en el instrumento para esta proximidad.
cuestión.
Es pertinente recordar la posición que Rambam asume en Moré Nevujim, tratado en el cual discute las razones que motivaron que ciertas normas fuesen legisladas. Argumenta que en Canaán solían cocinar el cordero en la leche de su madre, como parte de un culto idólatra. Al mismo tiempo utilizaban vestimentas confeccionadas de una mezcla de lana y lino. Por ello, la Torá prohibió estas prácticas para diferenciar a los hebreos de los rituales paganos.
De manera similar, considera que D’os impuso las leyes de los Korbanot como una etapa intermedia, cuyo propósito era su eventual abolición total. Dado que la naturaleza del ser humano no permite una transición brusca, cuando se toma en cuenta que la práctica de los sacrificios era anteriormente universal e incluso había pueblos que estilaban el sacrificio humano. Por lo tanto, la Torá reglamento los sacrificios. Tenían que ser generalmente ofrendados por el Cohén y tan sólo en el Beit HaMikdash.
Esta interpretación de la tradición judía presenta dificultades porque implica que el orden de los sacrificios del Beit HaMikdash no tiene valor intrínseco, son una especie de concesión que probablemente no serán una realidad en la era mesiánica.
Rambán, Najmanides de Gerona, no está de acuerdo con la interpretación de Rambam. Argumenta que, si eso fuera así, ¿por qué ofrendó Nóaj sacrificios al salir del Arca? En aquel momento no había ni egipcios ni canaanitas con sus cultos idólatras.
Ibn Ezra, por ejemplo, explica los Korbanot de manera diferente cuando destaca que el hombre se manifiesta a través del pensamiento, la palabra y la acción. Al ofrendar el Korbán, la persona tiene que colocar sus manos sobre el animal como referencia a una falta que cometió a través de la acción. Debe confesar su error y de esta manera expía por la falta que cometió a través del indebido uso de la palabra. El consumo de las partes interiores del animal por el fuego se refiere al asiento de los malos sentimientos, que en el lenguaje de la Torá se encuentra simbólicamente en los riñones de la persona.
En conclusión, para Rambán, Ibn Ezra y otros exegetas, no se puede concebir que las leyes de la Torá sean pasajeras, porque la voluntad de D’os tiene que ser válida para todo lugar geográfico y cualquier época.
Son evidentes las dificultades del hombre moderno para entender el sentido del sacrificio animal. Oramos porque D’os nos permita acercarnos a El hoy en día a través de nuestra Teshuvá, Arrepentimiento y nuestras Plegarias que han reemplazado a los sacrificios.
¡Shabat Shalom!