Ree

By agosto 13, 2020 Parashot
14 de agosto del 2020 / 24 Av 5780  

(Deuteronomio 11:26-16:17)

La parashá que leemos este Shabat es la parashát Ree, que hace mención en varias oportunidades al lugar donde se centralizará el culto y se concentrará cuando los B’ne Israel entren a la tierra prometida. Sin embargo, no hace referencia a la ubicación geográfica de ese lugar.

Existía una tradición antigua que el lugar donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Itzjak el Har Hamoria, sería ese lugar. ¿Porque no mencionarlo y sólo hablar del “lugar” donde D’os te indicara en el futuro?

¿Por qué no señala, con toda claridad, cuál es el sitio en el que se debe hacer la ofrenda, tal como lo hace en otras oportunidades?  Aunque la respuesta tradicional es Yerushaláyim, la Torá debería haberlo expresado así para evitar cualquier confusión futura. Rambam ofrece varias razones para ello. Primero, se hace así para que ningún otro Pueblo ocupe ese lugar privilegiado.

Rambam considera la posibilidad que los otros Pueblos puedan destruir ese Monte u ocuparlo militarmente, para evitar que el Pueblo Hebreo lo utilizara para desarrollar allí su Santuario.

Otra razón tiene que ver con el Pueblo hebreo. El lugar no fue especificado para evitar la riña entre las tribus, porque cada una de ellas, hubiera preferido que Yerushaláyim fuera su herencia, integrada a su parte durante la distribución de la Tierra Prometida.

Sobre todo, el Beit HaMikdash diferenciaba el proceder del Pueblo judío de la idolatría en varios aspectos. Mientras que el ídolo se podía adorar en cualquier lugar, el Beit HaMikdash tenía una ubicación única en la ciudad de Yerushaláyim. Solamente el Cohen, descendiente de Aharón podía oficiar, asistido por los integrantes de la tribu de
Leví que acompañaban con salmos y cantos el sacrificio.

Tal vez, la insistencia de la Torá sobre el Makom, el lugar específico que sería señalado o revelado, es una alusión a D’os, quien también es conocido como Makom. Tal como dice el Midrash, D’os es el Makom del universo, pero el universo no es el Makom de D’os. O sea que D’os puede albergar al universo, pero el universo no puede darle cabida a D’os. El universo no puede contener a D’os.  D’os está más allá de los confines del espacio físico.

Mientras que el universo no puede contener a Dios, el fervor de un corazón humano le puede dar albergue. Tal vez Makom no sea un concepto material o físico, sino un concepto metafísico, netamente espiritual.

De alguna manera entonces el concepto Makom, “lugar” donde debía establecerse el Santuario, tenía más que ver no tanto el lugar físico sino la espiritualidad que debería morar allí.

En cierto sentido esa espiritualidad debe morar en cada uno de nosotros y en nuestros hogares.

¡Shabat Shalom!

Rabino Efraim Rosenzweig