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Dice el padre: Hakol, kol Iaacov, vehayadáyim yedei Esav, que quiere decir: la voz es la voz de Iaacov, pero las manos son las manos de Esav. El drama está por desarrollarse. La comida ha sido preparada con demasiada rapidez. El aroma de la ropa es el del campo y las velludas pieles dan la sensación de los robustos brazos de Esav. Pero la voz, que después de… todo es una manifestación mucho más íntima y auténtica de la persona, la voz es la voz de Iaacov. ¿Qué hacer? Tal vez Itsjak, frente a la duda, debió haber solicitado la ayuda de Rivká para cerciorarse de la identidad de quien iba a ser el recipiente de su última bendición. Es posible que esta simbiosis entre la fortaleza de Esav y la comprensión y la ternura simbolizadas por la voz de Iaacov, fueran la combinación ideal para llevar el mensaje a las futuras generaciones. El anciano padre se arriesga y le ofrece la ansiada bendición a quien tiene delante de él, a Iaacov.
En efecto, nuestro Pueblo mantuvo vivo el mensaje de Iaacov durante casi dos milenios del exilio y, a pesar de esto, fue objeto de persecuciones y vejaciones. La voz de Iaacov por sí sola parece no tener mucha oportunidad en nuestro mundo. Kol dealim guevar, traduce que el más fuerte es el que domina y lo afirma el Talmud. Los líderes espirituales del mundo pronuncian sermones, pero los dueños de los secretos del átomo son los que dictan las reglas y los que las hacen cumplir. Se requiere, tal vez, de la combinación equilibrada entre fuerza e ideas, entre el poder y la moralidad, para sobrevivir en nuestro mundo imperfecto.
injustificable bajar la guardia y poner en peligro la existencia de la Mediná, como lo demuestra la situación que vive hoy Israel. Nuestra generación es privilegiada porque después de dos milenios hemos regresado a la tierra que D’os prometiera a Abraham reiterando la misma promesa a los dos patriarcas siguientes. HaShem oz leamó yitén, HaShem yevarej et amó bashalom, traduce que D’os dará fuerza a Su Pueblo, D’os bendecirá a Su Pueblo con paz; es la afirmación del salmista. Necesitamos una mezcla muy equilibrada entre proeza física y fortaleza espiritual. En la medida que mantengamos un balance dinámico entre las enseñanzas de la Torá y las exhortaciones de los profetas y sepamos combinarlas con el talento ingenio tecnológico, podremos mantenernos firmes en la tierra ancestral y obtener la paz que, en su momento, deberá reinar en la región y en el mundo. Así lo esperamos.
Shabat Shalom!