Bereshit

By octubre 1, 2021 octubre 5th, 2021 Parashot
1 octubre del 2021 / 25 Tishrei 5782

(Génesis 1:1-6:8)

Este Shabat comenzamos un nuevo ciclo de lectura anual de la Torá. Es interesante señalar que no siempre fue así.  En la tradición de Israel la lectura de la Tora se completaba en tres años o sea era trienal, mientras en Babilonia era anual, y esa fue la forma que se popularizó en todo el Pueblo judío posteriormente, aunque en tiempos modernos congregaciones reformistas y algunas conservadoras han retomado el ciclo trienal.  El ciclo anual de la lectura y el estudio de la Torá, empezando nuevamente con Bereshit, conduce al asombro y la reverencia por el majestuoso despliegue y formulación de las etapas de la creación del universo.  Seis días de creación que colocaron cada elemento en su sitio, desde la luz, que fue creada en el primer día; un proceso que culminó con la creación del hombre en el crepúsculo del séptimo día.

 

Desde sus inicios, la ciencia cuestionó la veracidad de este relato, que consideró simplista y elemental.  Las últimas estimaciones científicas ubican la edad del universo en unos quince mil millones de años, cifra muy diferente al año 5782 que iniciamos.

 

En el relato de Bereshit tropezamos con una primera dificultad al indagar de dónde provino la luz que D’os creó el primer día, en la ausencia del sol que recién sería creado el cuarto día. Debido a esta aparente incoherencia, Rashí sostiene que todas las luminarias en efecto fueron creadas durante el primer día, sólo que fueron colocadas en su lugar apropiado recién el cuarto día. Esto implica que la probable duración del día durante el proceso de la creación era totalmente diferente a nuestra experiencia actual.  De tal manera que la cifra 5782, de años integrados por días de una duración de veinticuatro horas, no corresponde necesariamente a la edad del universo.

 

La Torá no es un libro de cosmología, sino un libro que nos viene a entregar profundas y significativas enseñanzas morales que debemos incorporar a nuestras vidas.

 

Esta breve incursión en algunos aspectos del primer capítulo de Bereshit, no debe desviar nuestra atención de su contenido aleccionador, porque la Torá es, ante todo, un tratado moral que identifica con gran precisión cuál debe ser el comportamiento del ser humano. Cada relato que contiene, debe ser visto como una enseñanza por la conducta ética del hombre. Incluso el capítulo de la creación, debe producir el respeto por todos los elementos que integran la naturaleza, porque todo proviene de D’os.

 

De acuerdo a la tradición judía, el hecho que el ser humano haya sido creado al final de este proceso, implica de cierta manera que todo fue hecho para el beneficio del hombre. Pero, por otro lado, nos viene a enseñar que hasta el insecto más pequeño fue creado antes que nosotros.

 

Al mismo tiempo, D’os marcó cuál debía ser el comportamiento del hombre cuando al colocarlo en el Gan Eden le instruyó que debía leovdó uleshomró, trabajar y cuidar el jardín. Aunque esta instrucción fue indicada para la primera pareja, continúa vigente hasta el presente. Es nuestra obligación cuidar y proteger el mundo en el que habitamos.

 

Shabat Shalom!